De la Super Bowl y otras cosas curiosas

Ya sé que comenté en otra entrada que iba a intentar escribir diariamente en mi nuevo blog, pero como podéis ver, no ha sido así. Sé que la excusa de que tenía mucho trabajo y demás no cuela, pero de verdad que en parte ha sido cierto. Pero yendo al grano con el título que le he dado a este nuevo artículo, el fin de semana pasado estuve en Phoenix, donde se jugaba el domingo la final de la Super Bowl de fútbol americano. Para que el resto de mis compatriotas y otros inexpertos en la materia (entre los que me incluyo) pueda hacerse una idea de lo que esto significa para los estadounidenses, se podría comparar para nosotros a una final de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Barcelona, pero claro está en versión gringo.

Y es que claro, nosotros no tendríamos alfrombra roja con desfile de famosos, no tendríamos conciertos en el descanso y al comienzo del partido, no se estarían celebrando fiestas tres días antes del partido, no tendríamos galas...y no es que lo vivamos con menor intensidad, simplemente vivimos estas experiencias deportivas de manera diferente.

Como os digo, desde el viernes por la noche, Phoenix era una auténtica locura, todo el país estaba pendiente de lo que allí pasaba, y yo pues andaba por allí, anonadada con lo que veían mi ojos, porque de verdad que vi de todo:desde un tipo que deambulaba cargando una cruz del tamaño real que debió cargar Jesús a una abuelita con un... como podría explicarlo..."vestido" con los colores de la bandera de USA, chistera, escote, minifalda y botas de cowboy por supuesto....si amigos así fue, indescriptible, no me atreví a sacar foto.

Pero hubo un par de cosas que realmente me llamaron la atención, cuando conseguí borrar a la abuelita de mi mente:

1.- La fascinación por exhibirse que poseen los estadounidenses, todo eran super limusinas, a cada cual más ostentosa y grande, las chicas a pesar del frío tan horroroso que hacía iban casi desnudas luciendo el super modelo, fiestas y más fiestas que cuánto más restringidas más morbo despertaban y cuando llegaban los asistentes todo era alfombra roja y desfile cual ceremonia de los oscars. Además resultaba fantástica la cara de satisfacción cuando bajaban de esas limusinas portando su pase y mirando por encima del hombro, convencidos de que el resto nos moríamos de envidia por poder entrar... Por estos y otros motivos llegué a la conclusión de que les encanta exhibirse.

2.- Obsesión con el tamaño: en USA parece como que todo tiene que ser grande, desde los coches hasta la comida. Todavía no he encontrado un sólo restaurante allí que sirvan raciones para una persona, o por lo menos para lo que entiendo yo por ración unipersonal. Vasos de café de un litro, hamburguesas de medio kilo...como será que en un restaurante en el que estuve, si pedías un super filete que tenían de no sé cuántos kilos te regalaban una camiseta que ponía "yo me comí el xxxxx steak", como si fuera una hazaña....sencillamente increíble.

3.- Otra cosa curiosa, es su forma de divertirse, a ver, todos cuando salimos de marcha nos reímos, alguno que otro canta, alguno que otro sí puede gritar...pero en Estados Unidos, si no gritas de juerga no te lo estás pasando bien. Lo cual resulta bastante molesto para los que no somos gringos, porque estás en lo garitos oyendo "Yeahhhhhh", "Yujuuuuuuuu", "Yeeeeaaaaappppp", y si no sueltas estos gritos de guerra y estás hablando y riéndote tranquilamente con tus amigos resultas un muermo. Todavía no le he encontrado la explicación a esta extraña ecuación de cuánto más grito, mejor me lo paso, en cuánto averigüe algo más os informaré.

A medida que escribo esto, me siento más y más como debió sentirse Nancy cuando fue a Sevilla a escribir su tesis y escrbía sus cartas a su prima, contándole lo raros que éramos los españoles. Así que aprovecho como punto final, ese libro tan genial como es "La tesis de Nancy" de Ramón J. Sénder.

P.D: os pongo foto de una limusina por dentro por si a alguno le apetece alquilarla un día....