domingo, 16 de marzo de 2008

Interminable, intermitente, impresionante...México DF






























Esta semana he estado en México DF, a pesar de lo poco que he podido turistear y ver, la ciudad impresiona. Y es que desde antes de aterrizar en el aeropuerto Benito Juárez, la más de media hora que uno se pasa sobrevolándola, sirve para que uno vaya tomando cuenta de las dimensiones que le esperan. Al llegar de noche, las luces interminables, y los espacios intermitentes de oscuridad sobrecogen, sientes que nunca se acaba...
Y es que todo en ella es grandioso: los monumentos, las avenidas, los edificios, la cantidad de gente, el tráfico...
A pesar de que todo el mundo me había prevenido de lo peligroso, de que anduviera con cuidado, el poco tiempo que paseé por el centro de la ciudad, el Zócalo y aledaños, no sentí sensación de inseguridad, todo lo contrario la alegría y el bullicio se contagia, se siente uno bien, y luego al llegar a la zona del Templo Mayor, como bien me indicaba el guía, la buena "vibra" del lugar se transmite, e increíblemente el ruido del gentío y el tráfico desaparece... estando en el mismo lugar, uno se siente en una remanso de paz en medio del caos, es realmente increíble.
La zona está llena de personas, que ofrecen servicios de guía, explicándote historia y monumentos. En la misma plaza, centro de la antigua Tenochtitlán, ahora conviven, los restos originales de la misma, con la grandiosa catedral y el Palacio Nacional. Este último contiene unos murales de Diego Rivera donde se relata toda la historia de México realmente maravillosos.
Según contó el guía, las ruinas del Templo Mayor son los restos de la gran Tenochtitlan, la capital azteca, y sobre ella es que se construyó la actual ciudad de México.
Fue en el año 1979, que haciendo las obras del metro, un obrero, descubrió la primera piedra del gran descubrimiento apenas dos metros bajo tierra de lo que era la plaza entonces.
A pesar de que está muy dañado, ya que los españoles destruyeron los grandes templos aztecas para con sus piedras construir las nuevas iglesias, todavía se ve majestuoso. Pondré algunas fotos abajo.
El Templo Mayor, también conocido como Huey Teocalli, servía para rendir culto a dos de sus dioses más importantes: Tlaloc, dios de la lluvia y de la agricultura y a Huitzilopochtli, dios de la guerra, de la muerte y del sol.
Y según cuenta la leyenda....
"Coyolxauhqui era la diosa de la Luna de acuerdo con la mitología azteca. Su nombre significa "campanas doradas". Ella era hija de la diosa de la Tierra, Cuatlicue y hermana del dios del sol, Huitzilopochtli.
Cuatlicue, madre de Coyolxauhqui estaba barriendo sobre un cerro, cuando de pronto se encontró con una bola de plumas maravilloas y decidió guardarlo bajo su vientre, más tarde la bla se había convertido en un embarazo. Cuatlicue decidió regresar a su casa, pero cuando la vio llegar embarazada, su hija Coyolxauhqui, le preguntó que quien la había deshonrado, ofendida Coyolxauhqui y sus hermanas las estrellas decidieron matar a su madre. Entonces Cuatlicue huyendo de Coyolxauhqui y sus hermanas corrió a salvar su vida, mientras su hijo que llevaba en el vientre le hablaba para consolarla, que no temiera que él la defendería. Pero cuando Coyolxauhqui estaba ya a punto de matar a su madre Cuatlicue, ésta dio a luz a Huitzilopochtli (el sol). Éste nació adulto y completamente armado con escudo y espada. Lucharon Huitzilopochtli y Coyolxauhqui sobre el cerro de Cuauhtepec, él le corta la cabeza a Coyolxauhqui y la tiró al cielo, donde se convirtió en la luna."